Aprendiendo
Todo es evolucionar. Somos los caprichos del azar echos carne. Miles de probabilidades contra una, y entonces tu, la improbabilidad mas desconcertante, te cruzas en mi camino. Eres tan irreal como tangible, tan imposible como solo tú sabes serlo. Y me haces evolucionar, aprender a aprender. Me das una memoria que no olvida lo que significa ser querido ni querer ni querer olvidar ni querer recordar. Me das un significado para palabras perdidas de dialectos privados de parejas de enamorados. Otorgas un ritmo frenético a la tranquila vida del olvidado. Y con tu risa me atas al camino que trazas a cada paso y a cada zancada. Mi hermoso camino de ladrillos de oro, que frente a mi se inicia, me lleva al irreal mundo que dibujas con cada susurro, que rehaces con cada palabra. Elegante te deslizas entre personajes quiméricos, y no pareces más ajena a este mundo que ellos, ni más mía que el viento escurriéndose entre mis dedos. Corres, esbelta, risueña y resuelta, hacia campos eternos de color carmín, y descubres que cada color nace del alma del resto. Y el azul aparece como un lienzo echo cielo, en el que pintas con tu imaginación criaturas que revolotean tras los pinceles soñadores. El camino, caprichoso, quiere ser parte del nuevo y recién estrenado cielo, y se lanza a colonizar un único hueco, que pronto calienta todo cuanto su mirada toca. Tú, con tus manos y con tu ingenio, creas la sombra para que descanse el viajero, conmiserandote del que no tiene más remedio que seguirte con desconcierto. Calmas su sed con la lluvia, que traza cauces somnolientos sobre el terreno. Y nace de la esperanza el verde de un mundo nuevo.
Cierro los ojos y sueño que aprendo. Cierro los ojos y sueño con tu mundo nuevo... Ahora cierro los ojos... Casi lo veo
Cierro los ojos y sueño que aprendo. Cierro los ojos y sueño con tu mundo nuevo... Ahora cierro los ojos... Casi lo veo