La tragica y, aunque parezca mentira, veridica historia de Linsito
Corria un dia de esos de los que no te acuerdas si no pasa algo importante, cuando ocurrio. La coyota llevaba ya un tiempo queriendo mascota, y la fortuna habia sido tan esquiva en animales como prolija en bromas. Por fin habia encontrado quien le regalase el gato que tanto habia ansiado. Nos montamos raudos y veloces en el Siouxmovil y alla que nos fuimos. Cabe destacar las dimensiones de un servidor y de Sioux, ambos expertos en la ingestion masiva de alimentos, y el diminuto espacio disponible en el coche entre los cuatro.
El viaje, como siempre, fue una sucesion de disparates y de chanzas, y una breve narracion de las circunstancias que rodeaban la adquisicion del felino: Habia contestado a un anuncio de una pagina de internet que regalaba gatos, y le habian enviado una foto de unos cachorritos monisimos. De todas formas, le dijeron, las fotos no son demasiado actuales. Esto no nos desanimo, y la perspectiva de una nueva bola de pelos araña-sofas era cuanto menos curiosa.
Llegamos sin mucho problema, y los cuatro nos plantamos en una casa algo... peculiar. Habia gatos por todas partes, un aroma a acido sulfurico re-meado y una vieja loca que nos sonreia desde un zaguan inmundo. Habia gatos sobre la mesa. Habia gatos sobre el sofa y la tele. Habia gatos hasta encima del armario, y un argentino de amplia sonrisa que nos reconoció como el objetivo del regalo. Con un 'me espero fuera que me da la risa' sali disparado de la casa. El olor era penetrante, nauseabundo, agresivo, como una violacion a los sentidos. Vamos, como si me hubiesen dado una patada sensitiva. Esperaba y esperaba y las escenas de cientos de peliculas me rondaban la cabeza: La matanza de texas, Braindead: tu madre se ha comido a mi perro... vamos, que me veia corriendo por la puerta cuando Sioux salio, con cara de sufrimiento y diciendome: ' Quillo, aqui la hemos cagao, eh?'. 'Eh' fue mi escueta respuesta. La Coyota salio entonces con un gato que a menos tenia seis años, mientras que el argentino nos aseguraba que tenia apenas seis meses. 'Seis meses mis cojones', pensaba yo. La vieja loca, por el fondo, entre carcajada y murmullo, decia que como iba a tener seis meses si era el padre de la mitad de los cabrones de la casa. Linsito, que asi se llamaba el minino, dormitaba en la gatera, con cara de tener algo mas de seis meses y de tener los cojones un poquito hinchados. El arañazo de la mano del argentino confirmaba este echo. Preguntamos por las vacunas, y mientras que uno decia que tenia las basicas y que si no salia de la ciudad eran innecesarias, su contrapunto desquiciado decia entre risas que ni vacunas ni nada, que estaba tal cual. Con gato encerrado en gatera y mente, salimos a la calle en estado de shock. Nadie se atrevia a decir nada. Cuando ya todo parecia suficientemente surrealista, el argentino nos grito, 'Cuando podais nos traeis la gatera'. 'si, si, si'... en eso estabamos pensando. En la gatera y en cuatro kilos de gato no demasiado frescos.
De vuelta en el coche empezo el cachondeo. Hola, me shamo linsito y tengo solo seis meses, en cada pata al menos. Entre risas y reproches nos dirigiamos a casa, dandole vueltas a posibles soluciones al problema del gato seismesino. La Coyota repetia que se habia quedado con el porque le daba vergüenza echarse atras... y por fin llegamos a la solucion mas logica: Devolver gato y gatera al remitente. En esas estabamos cuando, en medio de la vuelta que llevaria al infame a casa, un olor desagradable lleno el coche. 'ehm... ¿Quien ha sido?' nop. nop. yo tampoco... ehmmm... '¿Quien mira al mamon de seis meses?' Bingo. Linsito lucia hermosa cagada verde pegada al trasero. Y ahora recuerdo que hacia frio, porque abrimos las ventanillas del coche para sacar la cabeza durante el resto del trayecto de vuelta a la devolucion.
Linsito regreso a su casa, con su gatera y su mojon pegao al culo. La Coyota, Pitufa Y Sioux corrieron a subirse al coche para salir a escape... no fuese a salir la vieja tirandonos gatos a la cabeza
El viaje, como siempre, fue una sucesion de disparates y de chanzas, y una breve narracion de las circunstancias que rodeaban la adquisicion del felino: Habia contestado a un anuncio de una pagina de internet que regalaba gatos, y le habian enviado una foto de unos cachorritos monisimos. De todas formas, le dijeron, las fotos no son demasiado actuales. Esto no nos desanimo, y la perspectiva de una nueva bola de pelos araña-sofas era cuanto menos curiosa.
Llegamos sin mucho problema, y los cuatro nos plantamos en una casa algo... peculiar. Habia gatos por todas partes, un aroma a acido sulfurico re-meado y una vieja loca que nos sonreia desde un zaguan inmundo. Habia gatos sobre la mesa. Habia gatos sobre el sofa y la tele. Habia gatos hasta encima del armario, y un argentino de amplia sonrisa que nos reconoció como el objetivo del regalo. Con un 'me espero fuera que me da la risa' sali disparado de la casa. El olor era penetrante, nauseabundo, agresivo, como una violacion a los sentidos. Vamos, como si me hubiesen dado una patada sensitiva. Esperaba y esperaba y las escenas de cientos de peliculas me rondaban la cabeza: La matanza de texas, Braindead: tu madre se ha comido a mi perro... vamos, que me veia corriendo por la puerta cuando Sioux salio, con cara de sufrimiento y diciendome: ' Quillo, aqui la hemos cagao, eh?'. 'Eh' fue mi escueta respuesta. La Coyota salio entonces con un gato que a menos tenia seis años, mientras que el argentino nos aseguraba que tenia apenas seis meses. 'Seis meses mis cojones', pensaba yo. La vieja loca, por el fondo, entre carcajada y murmullo, decia que como iba a tener seis meses si era el padre de la mitad de los cabrones de la casa. Linsito, que asi se llamaba el minino, dormitaba en la gatera, con cara de tener algo mas de seis meses y de tener los cojones un poquito hinchados. El arañazo de la mano del argentino confirmaba este echo. Preguntamos por las vacunas, y mientras que uno decia que tenia las basicas y que si no salia de la ciudad eran innecesarias, su contrapunto desquiciado decia entre risas que ni vacunas ni nada, que estaba tal cual. Con gato encerrado en gatera y mente, salimos a la calle en estado de shock. Nadie se atrevia a decir nada. Cuando ya todo parecia suficientemente surrealista, el argentino nos grito, 'Cuando podais nos traeis la gatera'. 'si, si, si'... en eso estabamos pensando. En la gatera y en cuatro kilos de gato no demasiado frescos.
De vuelta en el coche empezo el cachondeo. Hola, me shamo linsito y tengo solo seis meses, en cada pata al menos. Entre risas y reproches nos dirigiamos a casa, dandole vueltas a posibles soluciones al problema del gato seismesino. La Coyota repetia que se habia quedado con el porque le daba vergüenza echarse atras... y por fin llegamos a la solucion mas logica: Devolver gato y gatera al remitente. En esas estabamos cuando, en medio de la vuelta que llevaria al infame a casa, un olor desagradable lleno el coche. 'ehm... ¿Quien ha sido?' nop. nop. yo tampoco... ehmmm... '¿Quien mira al mamon de seis meses?' Bingo. Linsito lucia hermosa cagada verde pegada al trasero. Y ahora recuerdo que hacia frio, porque abrimos las ventanillas del coche para sacar la cabeza durante el resto del trayecto de vuelta a la devolucion.
Linsito regreso a su casa, con su gatera y su mojon pegao al culo. La Coyota, Pitufa Y Sioux corrieron a subirse al coche para salir a escape... no fuese a salir la vieja tirandonos gatos a la cabeza
2 Comments:
:(
Pobre gatín... pobres todos los que estaban allí con ella.
Haz algo, denúncialo, que los saquen de ahí, que les den una vida de verdad...
Me parece fatal que lo devolviéseis...
a ver, a los gatos no se les veia mal atendidos, tenian comida, agua, dormian donde les daba la gana...aunque no estaban vacunados.
a mi tambien me dio un poco de lastima, pero el gato estaba acostumbrado a unas cosas q no me gustaban. yo no quiero un gato q este todo el dia encima del mueble dle ordenador, de las estanterias... tenia un patio grande donde salia y entraba cuando queria, y ahora yo lo voy a encerrar en un piso?? era un gato viejo y tenia sus costumbres, y tanto al gato como a nosotros nos iba a resultar casi imposible adpatarnos.
no se...si quieres volvemos a esa casa a por el gato y te enviamos a linsito
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